El Destino Literario...

No he leído muchos libros en mi vida, a pesar de que es algo que me agrada. Siempre termino distraída en otras cosas… Pero siento que los pocos libros que leí llegaron extrañamente en el momento exacto, como si contaran el estado preciso de mis sentimientos o de mi vida al momento de leerlos…

El Martin Romaña de Bryce se volvió mi libro favorito, dejándome un tiempo en el limbo… rescatándome del hoyo negro… estaba tan blue, blue, blue…

La amigdalitis de Tarzan le dio un nombre a mi mundo y me hizo llamarlo raro, integrándome a su historia o pensando que era mía…

De vuelta en el hoyo, o en el cuaderno rojo de Octavia de Cádiz, me vi al borde de las lágrimas y de la vida vacía… de lo extraño que resulta retomar un libro en ese momento exacto de mi vida…

Hace más de diez años llevaba de pendiente en mi lista un libro de Fuguet, el de Por Favor Rebobinar, nunca supe cual era la trama, ni la investigue, pero en ese tiempo, había visto un especial en un programa chileno (sí, ese de Skármeta), sobre el libro en mención, y me dije que necesitaba leerlo. Estuvo ahí en mi lista en la cabeza, hasta que hace medio año llego a mis manos… y quedo en la mesa, como pendiente, junto a otros que también lo estaban… hasta que hace un par de días en uno de los cubículos de la emergencia de una clínica, al lado de mi madre, abrí la tapa del libro, y en segundos una sola línea me resumió lo que sentía en ese momento: Soy un extra en mi propia vida… el destino me jugaba una insospechada broma… no me hizo leer el libro cuando lo quise leer, me lo pone en las manos cuando lo necesito hacer…

Es tan extraña esta situación… acaso el destino no se olvido de mi?…

cuando estoy en el hoyo, me intenta rescatar…

no pido que me lleve al paraíso…

pero a veces el limbo es mejor que la nada…



La amigdalitis de Tarzan fue un préstamo, como lo es el Por Favor Rebobinar.
El Martin Romaña, lo compre dos veces, las mismas veces que lo regale… quienes lo recibieron son muy importantes para mí (me falta comprarlo por tercera vez y regalarlo, aunque sé que no lo va a leer).